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16/05/2023

Entrevista a Deborah García Bello, química, investigadora y divulgadora científica gallega

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“La ciencia nos proporciona un optimismo sensato”

Conocida por acercar la ciencia a los usuarios de forma comprensible, elegida por la revista Forbes como una de las personas más influyentes en la comunicación científica en 2019 y poseedora de algunos de los premios de divulgación científica más prestigiosos del país, Deborah García Bello acaba de publicar “La química de lo bello”, un libro en el que conjuga su visión científica y sus vivencias para poner el foco en el arte y en la belleza cotidianos.

 ¿Sabemos apreciar esa química que forma parte de nuestra vida diaria o nos falta cultura científica?

Hay personas que tienen una sensibilidad que les permite apreciar el mundo que hay dentro del mundo, especialmente el que se oculta en las bellezas cotidianas. Alguna de esas bellezas gana profundidad cuando esa sensibilidad va acompañada de conocimientos. La cultura científica proporciona un prisma diferente desde el que apreciar la belleza, pero por desgracia, es algo que escasea. Según los datos de las encuestas sobre cultura científica, en nuestro país hay carencias muy fuertes en conceptos básicos de ciencia, de ahí que la mitad de la población reconozca que no entiende las noticias sobre ciencia. La cultura científica (o cultura a secas) nos hace más juiciosos, más libres y, lo más importante de todo, más felices porque el conocimiento es la forma más sofisticada de placer.

 ¿Existe una brecha de comunicación entre la ciudadanía y los investigadores y científicos?

Esta brecha existe y es algo que, además, tenemos medido. Comenzando por la brecha entre las llamadas “dos culturas”, las letras y las ciencias, y terminando por el problema de incultura científica que se acepta como normal –es imperdonable que alguien no sepa que Rosalía de Castro escribió “Follas Novas”, pero excusamos que la mayor parte de la población no sepa qué es el número pi o que alguien considere que aprender a hacer raíces cuadradas es una pérdida de tiempo–. Hay una falta de conocimiento de conceptos científicos, pero también hay desconocimiento por parte de la ciudadanía sobre cómo funciona la ciencia, la forma de buscar certezas que tenemos los científicos. Por eso es tan importante la figura del divulgador científico, porque somos profesionales de esto, que sabemos cómo bajar la ciencia de su torre de marfil y acercarla a todo el mundo. Pienso que no es una tarea que debamos exigir a todos los científicos e investigadores, puesto que no todo el mundo quiere, sabe o puede divulgar su trabajo. Es imprescindible saber mucho de un tema para hacer buena divulgación, pero saber mucho de un tema no te hace buen divulgador.

¿Las redes sociales ayudan o dificultan en esta tarea?

Las redes sociales son muy útiles para los divulgadores científicos y sirven para difundir la ciencia, algo que algunos consumen como ocio y otros para aprender. Ambas son buenas razones. Sin embargo, al haber menos filtros que en los medios de comunicación convencionales, es cierto que es más probable que un bulo prospere. Por eso es tan importante contar con una buena base de conocimientos para saber discriminar qué información es cierta y cuál no. Y si el tema escapa a nuestros conocimientos, lo bueno de las redes sociales es que dan acceso a personas que tienen autoridad para hablar con rigor de estas materias y ayudarnos a detectar donde están las certezas.

Como gallega y mujer científica, ¿cómo animaría a las niñas y jóvenes a enfocar su futuro hacia las disciplinas STEM?

A las niñas ya les gusta la ciencia. Carreras como química, biología, farmacia, medicina, biotecnología, enfermería, etc., están llenas de chicas. Las mujeres son mayoría estudiando carreras STEM, las cifras están ahí, son las que mejores notas sacan, son las que más doctoramientos hacen.

Además, me parece machista sugerir que las niñas no saben escoger bien sus estudios, que hay que guiarlas. En cuanto una carrera tiene mayoría de hombres parece que se convierte en la mejor carrera del mundo, la que tiene más futuro, la que deberían escoger las jóvenes. No podemos permitir que los hombres validen las carreras y los trabajos. Informática era cosa de mujeres, las primeras programadoras eran mujeres, pero se minusvaloraban. 

Si hay un problema al que mirar en las carreras STEM es el mismo que en cualquier otra profesión y llega en la edad adulta. Las mujeres desaparecen de la carrera investigadora, de los puestos de mando... El problema está ahí, así que deberíamos poner ahí el foco, en resolver los problemas de adultos como adultos y dejar a las niñas en paz. 

¿Cómo valora el compromiso de la Xunta con el talento investigador a través del programa Oportunius?

Pienso que la Xunta está haciendo un trabajo excelente promoviendo el programa Oportunius. Gracias a él, tenemos a más científicos que pueden investigar con buenas condiciones económicas y laborales y con la estabilidad que merecen las personas que demuestran ser buenos profesionales de lo suyo.

Con esto ganamos todos: se atrae el talento a Galicia y garantizamos que la ciencia que hacemos aquí seguirá siendo ciencia de primer nivel. Apostar por la ciencia es apostar a largo plazo, con las expectativas puestas donde deben estar, en el progreso y en el bienestar.

Para la Estrategia de Especialización Inteligente (RIS3) de Galicia es prioritario orientar la innovación a abordar los retos de la sociedad. ¿Cuál es el papel de la I+D+i en la generación de riqueza y bienestar de un territorio?

En Galicia tenemos recursos naturales, intelectuales y, sobre todo, conocimiento con una base muy sólida porque está en nuestra tradición. En Galicia somos líderes en ciencia de materiales, en áreas que van desde los refrigerantes hasta los materiales circulares, en inteligencia artificial aplicada al diagnóstico de enfermedades neurodegenerativas, en genómica... Cuando en la investigación y en el desarrollo combinamos identidad y transversalidad (mezclar diseño con arte, química, biología, arquitectura...), aparece la innovación que es el motor del futuro.

La innovación es la transformación de las ideas en riqueza. En este contexto, riqueza significa salud, bienestar, progreso, futuro... Porque innovar es satisfacer las necesidades del futuro.

Es importante que todo el mundo conozca las aplicaciones de la ciencia y de la tecnología para afrontar los retos que ya tenemos delante. Poner freno a la innovación nos dejaría sin herramientas, sin oportunidades. Sin embargo, la ciencia, además de ofrecer soluciones, nos proporciona algo muy importante: un optimismo sensato.

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