
¡Al día!

Entrevista a Carlos Carrión, presidente de Paco & Lola
Paco & Lola, con más de dos mil parcelas localizadas en la comarca del Salnés, es una bodega nueva y moderna comprometida con una forma de hacer y experimentar el vino diferente. Su imagen distinguida y arriesgada, sus ganas de salirse de lo establecido y la creación de una marca de reconocimiento mundial se han convertido en las tres bases de su éxito empresarial. De la mano de Carlos Carrión, presidente de la cooperativa que está detrás de la marca, repasamos su trayectoria y su apuesta por la innovación y la tecnología.
Paco & Lola. ¿Cómo nace este nombre?
Es una historia de atrevimiento basada en la necesidad. Cuando nace la cooperativa allá por el año 2005 existía la posibilidad de apostar por nombres tradicionales que hicieran referencia a un lugar, un pazo... o arriesgar y explorar otras posibilidades que nos permitieran tener un nombre y un diseño que rompieran las reglas no escritas, pero sí establecidas. Se apostó por tener una combinación de nombres que fueran fáciles de pronunciar en cualquier parte del mundo. La segunda parte trasladaba la responsabilidad al diseño, de manera que si alguien se olvidaba del nombre tuviera en la mente los lunares.
Al romper con los patrones de diseño y denominación de marcas por entonces establecidos, nos permitió situarnos rápidamente en el top of mind de los posibles consumidores, y lo más importante es que nos permitió generar una riqueza compartida entre las más de 440 familias que forman Paco & Lola, contribuyendo así de una manera decidida e importante a la sostenibilidad económica del Salnés.
Son “el vino de los lunares”. Apostaron desde el inicio por una imagen diferencial. ¿Imaginaban el éxito?
En el diseño de la imagen tiene mucho que ver el estudio de Marta Lojo, de diseño, packaging y etiquetas de vino. El diseño de las etiquetas del albariño Paco & Lola fue pensado principalmente para la exportación, como comentábamos. Se trata de una imagen arriesgada que tenía como objetivo salirse de lo establecido. Apostar por la imagen era clave, siempre sin olvidarse de que el verdadero éxito está dentro de la botella y su packaging tiene que reflejar esa calidad y carácter del vino.
La marca se fundó en 2006 y hoy está presente en más de 50 países. ¿Cuál fue la clave para lograr posicionar Paco & Lola de manera internacional?
Paco & Lola es una marca que, ya desde el inicio, fue concebida con vocación internacional, dándole mucha importancia al packaging y buscando un nombre que fuera fácil de pronunciar, como decíamos, en la mayoría de las lenguas del mundo. Por otra parte, siempre fuimos de la mano de la D.O. Rías Baixas, participando activamente en todas las acciones de promoción que, sin duda, contribuyeron a la fama internacional que alcanzó la uva albariño.
Todo lo anterior, junto con la calidad indiscutible del producto, fue la clave para ir posicionando el vino en los mercados internacionales hasta convertirlo en una marca referente de nuestra Denominación de Origen y del mercado español.
¿Cuáles son los principales mercados de Paco & Lola? ¿Qué es lo que más valora el consumidor extranjero de sus vinos?
En total, estamos presentes en unos 50 países, y los principales son Canadá, Estados Unidos, Puerto Rico, Irlanda, Reino Unido y Holanda. Lo que más valora el consumidor internacional es que Paco & Lola ofrece un albariño de muy buena calidad con una marca e imagen fácil de identificar, pronunciar y recordar.
Detrás de la marca hay una cooperativa vitivinícola compuesta por más de 400 familias. ¿Qué valor añadido le aporta al producto este origen?
El hecho de que esta gran familia esté compuesta por más de 400 explotaciones y 2.000 parcelas se traduce en una amplia diversidad de sus viñedos, avalado por el gran esfuerzo y sensibilidad de cada persona viticultora con el fin de alcanzar los mejores resultados año tras año.
El marcado minifundismo, que nos caracteriza, contribuye a un mayor potencial de diferenciación de cada elaboración en función del perfil agronómico de cada parcela y las características de cada cosecha. Esta “compleja” estructura de producción, difícilmente replicable, es uno de los mayores valores con los que contamos, que implica un manejo cultural tradicional que se apoya además en el trabajo de I+D+i y nuevas tecnologías orientadas a la mejora de la calidad y sostenibilidad.
El minifundio y la diversidad de parcelas, desde el interior hasta la costa, hace que dispongamos de viñedos para elaboraciones de guardias prolongadas, espumoso y de nuevas elaboraciones con las que se está trabajando.
¿Cómo se puede conjugar innovación y tradición en la elaboración del vino? ¿En que se enfoca su política de I+D+i?
El hecho de disponer de tal diversidad de parcelas obliga a tener atenciones específicas para cada tipo de suelo, localización, edad de los viñedos... Por eso se vuelve muy importante la innovación para fomentar desde la sostenibilidad hasta la digitalización que va desde la recogida y procesado de datos hasta la automatización de procesos. Así, la bodega está envuelta en una serie de proyectos de economía circular, como el abonado con subprodutos vitícolas, plataforma digital de análisis de riesgo de afecciones de enfermedades basada en la recogida de datos atmosféricos en distintas parcelas. Otros proyectos se basan en la IA para la detección de microorganismos en el proceso de fermentación. Otros para la generación de plantas resistentes a las enfermedades o generación de alternativas sostenibles a la fertilización como pueden ser las cubiertas vegetales.