
¡Al día!

Entrevista a Olalla Castro, cofundadora de Eleven Lab
Todas las empresas, sin importar su tamaño, sector o momento vital, comparten algo: la necesidad de avanzar. Desde Eleven Lab guían en este camino acercando metodología, experiencia y una mentalidad 100% de diseño de negocios. Como consultora de diseño estratégico e innovación, acompañan a startups y empresas a validar, construir o desarrollar su proyecto.
¿Cómo nace Eleven Lab y a qué necesidades busca dar respuesta?
En 2020 el proyecto nace para apoyar a emprendedores desde un modelo de validación e incubación de ideas aplicando metodologías de diseño estratégico y de producto. Veíamos que las startups ya tenían muchos modelos de ayuda a su disposición, pero al emprendedor que solo tiene una idea, nadie le enseñaba a validar, testear y analizar si tenía mercado. Buscábamos acercar la innovación a las personas, a ciudadanos que están en su casa, y que vivieran en primera persona los procesos que normalmente están reservados a las corporaciones.
Fue a partir del 2022 cuando dejamos un poco de lado el mundo emprendedor para poner el foco en trabajar el diseño de producto digital, tanto para startups como pymes y corporaciones.
¿En qué tipo de proyectos o empresas se enfocan?
Somos un laboratorio de innovación y una consultora de diseño, lo que implica que trabajamos en proyectos muy diversos en todos los sectores y actividades. Hacemos estrategia y diseño de producto, diseño UX-UI, diseño de servicio y hasta diseño de marca, lo que ayuda enormemente a cualquier empresa a crecer y facturar más porque tendrá un producto mejor enfocado al público al que se dirige.
¿Cómo es la metodología de trabajo?
Hace ya mucho que metodologías como Agile, Design Thinking o Design Sprint suenan y se habla de ellas, pero rara vez se llevan a la práctica como debería. Y menos en startups y medianas empresas, aunque a veces digan lo contrario. Nosotros intentamos ser fieles a ellas para que los proyectos sean ágiles y con entregables prácticos, útiles y accionables desde los primeros días. Se acabó la época en la que un cliente recibe entregables “solo bonitos” y que, además, debe esperar meses para ver el resultado de algo que no se ha probado por el camino.
Afirman que el diseño estratégico es la columna vertebral para hacer crecer cualquier negocio. ¿En qué pilares debe asentarse esta apuesta?
Las empresas deben plantearse que esto no va solo de lo que ellos quieren. Esto va de los que ellos quieren, de hasta donde pueden llegar, de las necesidades y posibilidades del mercado y de que un equipo de expertos sea parte activa de la estrategia. Que haya equipos multidisciplinares que formen parte de la toma de decisiones basadas en datos. Por ejemplo, en una startup donde el core es un producto digital, su equipo básico de trabajo para hacer crecer el producto y el negocio con cabeza sería diseño+negocio+tecnología.
Realmente aún falta camino en España para entender que el diseño no es solo dar forma y poner color a algo. El diseño es estrategia de producto, es investigación de mercado, es entender las necesidades y problemas de los usuarios que permita poder crear la mejor experiencia útil y usable posible y, por supuesto, el diseño es también ese elemento visual que ya se sobreentiende, pero la conjunción de todo eso es diseño estratégico, la base de la innovación tal y como la entendemos.
¿Cómo influye la cultura de la innovación en el éxito de las pequeñas y medianas empresas? ¿Cuáles son las estrategias o enfoques más efectivos para adoptarla?
Se habla mucho de innovación. Y eso es bueno. Que se hable, que se crea en los procesos y que se tengan ganas de activarla. Ahora bien, hay que hacerlo y hacerlo no es tan fácil.
No nos imaginemos la innovación solamente en tener que llegar a la luna o crear algo nunca visto antes. La innovación es optimizar un proceso interno, es añadir una funcionalidad compleja útil para tus usuarios o es acortar un flujo de navegación que nos permita hacer más con lo que ya tenemos. La innovación es poder simplificar para conseguir. Y, para mí, ahí reside el éxito.
El enfoque de una pequeña y mediana empresa debe ser dar pequeños pasos. Objetivos medibles que estén dentro de sus capacidades, donde la innovación no sea promovida por una persona o por un único departamento. La innovación parte de la suma de cabezas, incluyendo siempre, siempre, al usuario al que va dirigida esa innovación.
Galicia se sitúa como una de las Comunidades que más ha avanzado en los últimos años en el ámbito de la innovación en España. ¿Con qué fortalezas cuenta nuestro tejido empresarial?
Aunque yo soy gallega, llevo desarrollando mi carrera profesional en Madrid desde hace 20 años. Hace pocos meses que volví para quedarme y lo que en principio veo son ganas de hacer y de honrar lo que somos, desde puntos de vista tanto tradicionales como rupturistas. Una capacidad increíble para ser mejor y superarse.
Galicia tiene en su ADN el emprendimiento y la acción. No somos de verlas venir y nos gustan liderar. El hecho de que tengamos enormes y admirables ejemplos empresariales en nuestra Comunidad sirve de modelo y de pauta. Se siente un orgullo empresarial que nos empuja a activarnos.
La Xunta tiene en marcha a Agenda Startups Galicia. ¿Qué papel estratégico cree que juegan las startups en el tejido económico de la Comunidad?
Ser una startup es complicado. Hoy estás, mañana seguramente no. No todo el mundo vale ni todos estarán preparados. Esto igual hay que decirlo más. Pero todos aquellos que lanzan una startup tienen un objetivo común: querer mejorar lo que hay. Y, sobrevivan o no como negocio, en su camino remueven, activan, innovan... y todo eso permanece. Aprendizajes que quedan latentes y ayudan a los siguientes y a nuestro tejido, con lo que son activadores sectoriales sin ninguna duda.